sábado, 23 de septiembre de 2006

Calentando motores

Falta sólo una semana para el Gran Premio de China, la primera de las 3 carreras que decidirán este Mundial de Fórmula 1 tan emocionante y polémico, en el que la diferencia entre Alonso y Schumacher es de tan sólo 2 puntos como bien sabemos la mayoría que seguimos este deporte. Hoy desde mi pensadero particular me apetece recordar una historia que se remonta 10 años en el tiempo, una historia de rivalidades entre los 2 protagonistas que se están jugando el Mundial:

Alonso y Schumacher, 'enemigos' desde 1996

Michael Schumacher y Fernando Alonso tienen algo más en común que el perfil de rey y el heredero a la jefatura de la Fórmula 1. El español fue el piloto capaz de derrotarle, de quitarle el trono, aunque estaba predestinado a ello desde muchos años atrás. Desde diez años atrás en concreto. Desde el día de la primera victoria de Schumacher con el Ferrari, el día de su mejor carrera hasta entonces y quizás una de sus cinco mejores victorias. El 2 de junio de 1996 ganó en Barcelona bajo un aguacero en la que dio una memorable lección de pilotaje bajo el agua, siendo cuatro segundos más rápido que el resto, con dos cilindros menos en el motor, doblando a todos los pilotos menos a 2.

El mismo día, a la misma hora, un quinceañero como Fernando se disponía a hacer quizás la mejor carrera de su vida en karts, durante la final del campeonato de Europa júnior en Italia. Pero la salida se retrasó. Era tan excepcional el pilotaje de Schumacher que todo el mundo en el circuito de Corridonia, cercano a Roma, organizadores, comisarios y pilotos, quería ver ganar a Ferrari así que durante cinco minutos dejaron los coches en el parque cerrado para ver el final de la carrera.

Ese momento lo aprovecharon algunos emisarios de los enemigos de Fernando para pegarle un tajo al cable del acelerador de kart del asturiano. Lo justo para que a mitad de carrera se quedase tirado al irse deshilachando vuelta a vuelta. Antes del fatídico momento Alonso realizó el mejor fin de semana de kart de su vida, absolutamente genial y en la final en ese 2 de junio marchaba destacado, algo que en karting es casi imposible, iba a coronarse campeón y de repente su coche Mike Wilson con motor Parilla se fue parando, no tiraba, se salió fuera. Alonso, que había elevado su mediocre material por encima de los mejores equipos, se quedó allí parado, de las pocas veces que ha llorado de verdadera rabia, no se podía mover. Recompuso la figura cuando llegaron los fotógrafos y se fue pensando que había sido culpa suya, pero rumiando venganza. Aún no ha podido olvidar aquella derrota el mismo día, y quizás por culpa del día que Schumacher nunca olvidará como su mejor victoria.

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